la lluvia congela hasta los glóbulos
pero no de este cuerpo
lleno de brazos
que no paran de agitarse
y de abrazar el propio cuerpo
músculos incansables que saltan
voces que aúllan
mentes que estallan y vuelven a estallar
y sobre todo úteros
úteros que vibran
como una olla hirviendo efervescente
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