18/6/19

Mi única heroína en este lío - Brenda Wainstein

Era común que te vieran corretear por ahí, saltando de silla en silla o de mesa en mesa,
te daba igual, vos sabías ir de a allí para allá, esa eras vos. Igual que ahora, salvo que
ahora vas de cama en cama y de trabajo en trabajo porque si no estás de acuerdo con lo
que pasa o con el sueldo, o si sólo se te canta te mandás a mudar. Y lo bien que hacés,
Melisa, en la familia todo el mundo habla y habla pero siempre fuiste mi única heroína.
Como cuando le gritaste al amigo del tío Salvador que te dejara de mirar las tetas, y
todos se te fueron más al humo a vos que al pelotudo ese. Pero vos inmaculada, le
sostuviste la mirada como no vi a nadie hacerlo y varios no te lo perdonaron nunca más,
como si el asado lo hubieras escupido vos, Melisa.
Me acuerdo cuando en pleno cumpleaños del abuelo Bartolo te preguntaron delante de
la familia para cuándo hijos y vos estoica, dijiste no. No. Pero ¿no, no qué? Te
preguntaban los muy sádicos y dijiste que no ibas a hablar sobre eso y siguieron
insistiendo y te hinchaste tanto las pelotas que dijiste que no podías tener hijos, te
inventaste una enfermedad y se armó un quilombo bárbaro. Yo era chica pero lo
suficientemente grande como para saber que quería ser como vos en esta vida, sólo
como vos.

6/5/19

Hydra - Flor Canosa

Ahí donde se termina mi cuerpo
y se derraman mis bordes
empieza el cuerpo de la otra
mi hermana desconocida
que arma una barrera con lo que tiene:
pequeña anatomía y pequeña voz
para que no me lastimen,
o no vuelvan a hacerlo.
Ella escucha mis secretos,
mis susurros quedos
porque lo que digo le corre por dentro
porque donde se termina mi cuerpo
empieza el de ella.
Y así, sin conocernos,
nos miramos sabiendo
que lo que destruye a una mujer
las destruye a todas.
Sin nunca antes habernos sentido
un solo cuerpo en todos los cuerpos;
sin nunca pensar que tenemos que generalizar el dolor
para ser la Hydra
a quien le crecen cabezas
por cada una que le cortan.
Así, donde muere mi cuerpo,
nace el de ella.
Allí, donde nos volvemos monstruo, bruja, serpiente
para nunca más
ser doncella.

8/4/19

Cacerola y leche tibia - Cecilia Maurig

Hoy no vino, no llegó a la escuela. Cuando falta a mitad de semana es porque no va a poder
remontar el día. La extraño, extraño su sonrisa ocultando moretones, apareciéndose en el
patio con la jarra y los vasos haciendo barullo. Llamándome a los gritos porque algún
rezagado se quedó sin tomar la leche. Pidiéndome tiempo, espera....porque le dije mil veces
que en la biblioteca no se come y esas palabras se le hicieron carne. Tan carne como a mí su
dolor, su tristeza de mujer resignada a una vida que es otra cuando dejamos de verla.
Cuando está lejos de los gritos de los chicos que la siguen, la buscan, la idolatran porque
siempre hay un restito de yogur o unas galletitas de más para el que las necesita.
Nunca hablamos de los golpes, del maquillaje que dejó de cubrirla hace tiempo, de su mirada
profunda desafiando la mañana. Porque hay hijos y recetas por probar, porque hay
resignación y él no es tan malo. Porque es muy trabajador y llega cansado. Porque cuando se
vacían las botellas se agiganta la bronca. Porque después se le pasa y hace unos mates,
porque la abraza y la acompaña a la parada.
Escondida en la bufanda la veo llegar a las corridas. Llena de bolsas y derrotas, puntual con
la campana y la bandera que sube, atenta a los reclamos y el café a la dirección. ¿Cómo se
hace para hablar de lo que duele? Sabiendo que es más importante el mate cocido a punto
que esa pierna que arrastra al caminar.
¡Andate! –quiero gritarle- dejálo de una vez, salí de esa casa antes que sea tarde. Pero no
me salen las palabras, la miro mientras me cuenta que ayer preparó guiso y me recita la
receta para taparme la boca, para que yo no le pregunte como las demás, para que la libere
de esa carga que la deja siempre sola, para no tener que irse a la cocina y cancelar el ritual.
Porque no hay consejos y nos reímos de los miedos, porque se pelea con el tiempo de las
viandas cada vez más menudas, porque ella puede y hay para todos hasta la reunión en sala
de maestros. Entonces nos quedamos ese rato robado a la jornada y seguimos conversando
como si nada, porque siempre hay de que hablar cuando dos mujeres se encuentran. Porque
una vez se le escapó y me contó un sueño, porque le dije que la invitaba al planetario, porque
la esperé dos horas en la esquina de la escuela, porque nunca llegó, porque al otro día nos
vimos y ninguna dijo nada.
Pero hoy no vino y no encuentro las cucharas, no está para preguntarle por el trapo de piso,
ni para contarle que de tanto extrañarla hoy la leche se sirvió en la biblioteca y hubo
vasos volcados y migas que voy a olvidar. Y hubo gritos y juegos y un enigma que es su voz
en el descanso, su otra vida que oculta aferrada a su cocina, con tres cacerolas oliendo a
leche tibia y una fila de niños que como yo también la esperan

15/3/19

Desnudez - Avyu Porá


Hace unos años descubrí lo mucho que me gustaba la desnudez.
Pero no hablo de la ajena, sino de la propia.
En una sociedad que sensura e invita a sentir vergüenza y a odiar nuestros cuerpos,
comencé a gozar de mi desnudez y de todo aquello que la rozaba.
Unos años después, conocí el Areté Guasú y a entrar en transe cuando comenzaba a danzar.
No me pregunten en este renglón el "por qué"... en su momento no lo entendía, ni buscaba
entenderlo.
Me contaron en esos días, que las mujeres guaraníes antes de la colonización no se cubrían
los pechos y que cuando llegaron los colonos las obligaron a usar túnicas (hoy llamadas
tipoy) para hacerlas entrar a las capillas.
Hace un tiempo, me enteré que mi tatarabuela fue una india guaraní... no sabemos su
nombre, pero sabemos que a su hija (mi bisabuela) le dolió mucho no poder nombrarla.
Hace unos años descubrí lo mucho que me gusta la desnudez. Pero no hablo de la ajena,
sino de la propia... Cuando me desnudo, ya no me siento asfixiada, siento que mi abuela,
que mis abuelas están cerca, y ya no me siento sola.
Cuando me desnudo, el cuerpo gime todo eso que quisieron callar.
No es casualidad que hayan silenciado el cuerpo de nuestras abuelas más aguerridas, no es
casual ese tabú: estaban cubriendo la historia.
Nunca más silencio, nunca más tipoy.
El gemir es nuestro.

25/2/19

Poema de Candelaria Grehan

la lluvia congela hasta los glóbulos
pero no de este cuerpo
lleno de brazos
que no paran de agitarse
y de abrazar el propio cuerpo
músculos incansables que saltan
voces que aúllan
mentes que estallan y vuelven a estallar
y sobre todo úteros
úteros que vibran
como una olla hirviendo efervescente

14/2/19

A Midsummer Night's Dream / Primer Acto - Janice Winkler

Hermia, mujer, dale
copate, dejate cojer
por el cerdo que eligió tu padre
por ley, por dueño
tu sueño de amor
pronto morirá
marchito tu cuerpo inerte
en un convento.
Hermia, mujer, rezá tu sed
a la Luna.

...

Perdóname, Hippolyta, con el filo de mi espada
conquisté tu corazón, mi esposa serás
en distintas circunstancias, prometo
una gran celebración.
Algo así le dice Theseus, escrito hace 400 años
un violento de hoy, un forro cualquiera
(no le creas)

Los amantes verdaderos siempre encuentran barreras,
concluye Hermia, viendo el lado dulce de la vida.
Los amantes verdaderos no escapan al destino
lágrimas, sueños, suspiros y deseos.

...

Helena quiere a Demetrius
Demetrius quiere a Hermia.
Querer querer
aquí es desear, querer obtener.
¿Cómo hiciste para que se enamore
de vos? Helena le pregunta a Hermia.
Lo miré con cara de ojete.

Más lo odio, más me ama, dice Hermia.
Más lo amo, más me odia, dice Helena.
No es mi culpa, dice Hermia.
Es culpa de tu belleza.

...

Helena, mala amiga, traidora
le echas la culpa a Cupido, a su ceguera
tratás al amor de cosa infantil, de malas decisiones
hacete cargo, el mundo es cruel, pero vos hacés tu parte.

...
Se prepara la obra dentro de la obra
Peter Quince reparte los papeles.
Al tipo que hará de león
le aclara que ruja suavemente
para no asustar a las mujeres
¡débiles mujeres, débiles mujeres!

1/2/19

Delphinidae. La hembra delfín - Cecilia Griffa

Que cuando está a punto de dar a luz, otras hembras la rodean para protegerla de los depredadores. 
Que al nacer su cría, la mamá no descansa. Nada, porque es el movimiento del agua que genera su nado, lo que le permite a la cría mantenerse a flote. 
Que duermen en grupo, se dejan llevar por el rumbo de otras y así pueden descansar en la estela de la manada.
Que desconectan un hemisferio de otro, y duerme la mitad de ellas mientras con el otro hemisferio regulan la respiración. 
Porque su respiración es voluntaria. 
Son mamíferos, o sea que maman, y han sido gestadas en el cuerpo de sus madres, y como nosotras se alimentan de sus madres por un cordón umbilical. 
Pero lo más increíblemente sorprendente.... es que sólo pueden descansar porque otras les cuidan el rumbo, porque la corriente de las otras nadando a su lado, las mueve y las impulsa mientras duermen. 
Son sororas. 
Hacen juntas.
Descansan en las otras.

Mi única heroína en este lío - Brenda Wainstein

Era común que te vieran corretear por ahí, saltando de silla en silla o de mesa en mesa, te daba igual, vos sabías ir de a allí para allá, ...